Sexta etapa. De Liédena a Monreal
Aprovechando el puente del 1 de mayo, nos propusimos adelantar el camino y hacer tres etapas más, hasta llegar a Estella. Como siempre, nos ayudamos de un coche de apoyo para tener controlada la vuelta, ya que de otro modo no podríamos volver con Tuca.
Dejamos los coches en Liédena, en un bar que hay a la entrada viniendo desde Sangüesa y que tiene una gran explanada. Hay algunas variantes del camino, nosotros elegimos ir por Liédena hacia Lumbier, evitando Rocaforte. El camino es por pistas o senderos y alejado de la carretera, salvo al cruzar algún pueblo. La zona es muy verde y con agua constantemente, así que Tuca no tiene dificultad para hidratarse. Cruza los túneles de la Foz sin miedo a la oscuridad y continuamos por zonas más o menos abiertas. Hay algún tramo en que la pista está hormigonada y en verano puede dar mayor sensación de calor. La llegada a Monreal es otra vez a través de bosques frondosos que son de agradecer.
En Monreal nos alojamos en el albergue municipal. Aunque las instalaciones son nuevas, es un poco pequeño si se llena. Tuca durmió en un pequeño techado que hay justo detrás, donde se guardan las bicis. Cenamos en el local social, que está en la misma plaza y con las sobras de la cena le dimos a Tuca lo que se había ganado con creces tras 25 km.
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Monreal |
Séptima etapa. De Monreal a Puente la Reina
31 kilómetros en una etapa con grandes contrastes y que pasa de la frondosidad del bosque a la llanura y los espacios abiertos, bordeados de carreteras.
La salida de Monreal es fantástica para el perro, con senderos zigzagueando entre el bosque tupido.
No tarda mucho en volverse el terreno algo más abierto y seco discurriendo casi paralelo al canal de Navarra, una obra de ingeniería que afea el camino.
Sin embargo, al pasar por diversos pueblos como Otano, Ezperún o el precioso Guerendiáin encontramos fuentes que hacen más llevadero este pasaje sin sombra.
Salvo algunos tramos de carretera que hay que ir salvando con cuidado, el camino puede hacerse con el perro suelto. Hay que tener cuidado para cruzar las rotondas de la autovía antes de llegar a Muruarte de Reta, pues no hay buen sitio para cruzar y las señales del camino escasean. En Muruarte hay una fuente con la que tomar fuerzas antes de coger la carretera interminable a Olcoz. Son solo 1,5 km, pero se hacen muy largos.
Para recomponer los ánimos, nada como una visita al Monasterio de Eunate. Una auténtica joya en medio del campo. El camino continúa hasta Puente la Reina alternando carretera y pista.
Puente la Reina es un pueblo grande, lo cual supone una dificultad para dejar al perro. Si volviera a hacer el camino lo evitaría. Nos alojamos en el albergue Puente. No voy a hablar mucho para no comprometerlos. Solo diré que se portaron fabulosamente bien con nosotros y pudimos dejar a Tuca en un sitio muy bueno a pesar de que no tienen sitio para mascotas. Siempre encuentras gratitud por el camino. Con el cansancio que tenía la pobre perra, durmió sin abrir la boca. Un día más, comió las sobras de nuestra cena.
Nosotros regresamos a Liédena a por los coches que quedaron aparcados en Estella para regresar a Zaragoza al día siguiente.
Nosotros regresamos a Liédena a por los coches que quedaron aparcados en Estella para regresar a Zaragoza al día siguiente.
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Saliendo de Monreal |
Octava etapa. De Puente la Reina a Estella
Otra etapa con final de tramo, donde no nos alojamos en ningún sitio al llegar, pero sí para comenzar el siguiente tramo.Es evidente que hemos dejado atrás los verdes Pirineos y estamos en tierra de campos abiertos. Es mayo y el sol se deja notar aquí, sin muchas sombras. Afortunadamente la distancia entre los pueblos es corta y siempre se encuentran fuentes para Tuca.
El único incordio para el peregrino es cruzar varias veces la carretera o pasar por debajo de la autovía oyendo la circulación sobre tu cabeza. Eso y tener la carretera paralela a tu camino con la misma incomodidad. Los 23 km se acaban con una bonita entrada en Estella.
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